Lincito

Nuestro Lincito llegó a casa un día, era un gatito asilvestrado y jamás dejó que lo tocáramos.  Acomodamos el jardín para que viviera lo más cómodamente en él y así fue en los últimos dos años.  Era viejito y sordito y desde que llegó jamás volvió a salir del jardín.  El 10 de abril extrañamente salió de la casa y no apareció en todo el día.  Al día siguiente lo encontramos durmiendo el sueño eterno en su camita.  Lo echamos mucho de menos.  El jardín no es el mismo sin él. Te amamos, hijito, y vivirás siempre en nuestro corazón, mi dulce hurañito.  Hasta nuestro feliz reencuentro, mi niño!! Papi, mami y hermanitos.