OTTO

Otto, como nosotros cariñosamente le llamábamos Otillo, estuvo 16 años con nosotros, y no faltó en ninguna de nuestras vacaciones y salidas, nos acompañaba siempre, antes de tener a nuestros dos hijos, y fué el primero que alegró una casa vacía de unos jóvenes recien casados. Jugando con él, nos encontrábamos tan felices que nos daba igual el tiempo que pasara, siempre le veíamos jóven y juguetón, aún siendo ya viejito, que seguía teniendo ganas de correr y de tumbarse de espaldas en el suelo, para acariciarle la barriga. Estuvo pachucho un año que tuvimos que operarle y cuando todo salió bien nos sentimos orgullosísimos de que con tanta vida por delante fuese tan fuerte y aguantara la operación. Por eso siempre estará en nuestros corazones y en el recuerdo de mi familia. Te queremos muchísimo y siempre te recordaremos como un miembro más de la familia González-Martínez.