Mi querida Radha, mi noble amiga y compañera de vida estos dos últimos años. Recuerdo el día que nos conocimos en la protectora de animales. Se te notaba cansada, con esa mirada perdida, buscando a tus dueños, tu hogar, tu vida…. y yo andaba tan perdida como tú. Pero cuando nos fuimos para casa, todo eso poco a poco fue cambiando. Tu nobleza, tu mirada, ese buscar mimos y caricias de todo aquel que se cruzara en nuestro camino y tu buen rollo con los otros perros hizo que todos los que te conocieron te quisieran y ahora te recuerden con mucho amor. Y yo, mi querida amiga, te echo mucho de menos. Esa gratitud tuya cuando te tenía que coger en brazos para bajar las escaleras, o para cruzar la carretera, esa gratitud demostrada de una forma tan graciosa, con ese movimiento de colita y esa media sonrisa en tu cara que tan feliz me hacía. Mi querida amiga, mi fiel compañera, nunca entendí como alguien puede abandonar a un ser tan bonita y noble como tú, pero para mí ha sido una bendición y una gran enseñanza haber podido formar parte de tu vida. A partir de ahora, te llevaré en mi pensamiento y en mi corazón cada vez que salga a la montaña, de la cual disfrutabas tanto cuando tu artrosis y tus cansados huesos te dejaban. Disfruta mi pequeña Radha, disfruta de ese hermoso paraíso que tanto te mereces, sin dolores, sin búsquedas, rodeada de animales y ángeles que cuidan de vosotros. Disfruta mi pequeña.Te quiero, te quise y te querré y siempre te llevaré en mi corazón. Gracias mi pequeña Radhita.