Siempre fuiste diferente, con un carácter especial. Tus nervios, tus ladridos, tus ronquiditos, tus saltos y carreras dignas de un atleta olímpico. Tus caprichitos con la comida, tus siestas con papá. Estabas a punto de aprender a conducir, hablar inglés, o simplemente hablar. Sigris. Hasta tu nombre era especial. Nos diste cariño, alegría, compañía, nos ensanchaste el corazón, nos enseñaste otra forma de amar. GRACIAS SIGRIS por demostrarnos lo que es el AMOR INCONDICIONAL La que fue tu familia humana siempre te querrá; siempre te recordará Con amor, Papá, Mamá, Juanan e Isa.