Ya son 3 meses desde tu despedida, 3 meses sin tener tus buenos días, sin tener a nadie que se alegre tanto por verme cada día después del instituto, 3 meses sin tus besitos ni el escuchar tus patitas cuando caminabas por la casa. No sabía cómo gestionar tu pérdida, te sigo echando muchísimo de menos, me acompañaste en todas las etapas de mi vida. Estuviste en mi infancia, en mi niñez, adolescencia y casi adultez. Siempre agradeceré haber tenido al mejor compañero y mejor amigo que se puede tener, gracias por hacerme reír y darme cariño cuando más lo necesitaba. Por estar ahí en cada logro de mi vida y gracias por ayudarme a subir cada escalón para alcanzar mis metas. Siempre fuiste un perro muy protector y fuerte hasta tu último segundo aquí conmigo. Ahora que estás en un lugar mejor podrás volver a correr y morder calcetines como tanto te gustaba, espero poder volver a reencontrarme contigo mi bebé y volver a sentir el amor de tus lametones y volver a echarme esas maravillosas siestas a tu lado. Seguiré cumpliendo mi promesa y el tiempo que esté aquí, seré veterinaria y salvaré a todos los animales posibles en tu honor. Te prometo que cuando tenga mi clínica pondré una foto nuestra en mi despacho y verás todo lo que haré gracias a ti. Con mucho amor y cariño, Kiara.