ARES

Hola peque, perdona que no te hayamos escrito antes, pero las fuerzas escaseaban… mañana se cumple un mes desde que tuviste que marchar, 30 días en los que no ha habido uno solo que no pensáramos en ti. Han sido nueve años contigo, quizá para la gente nueve años pueden ser muchos, pero para nosotros han sido pocos, han pasado demasiado rápido. Queremos que sepas que has dejado una huella imborrable en nuestras vidas, que ya ningún paseo por “el caminito” será igual sin ti, que ninguna vuelta a casa será recibida con esa alegría que tu nos regalabas, nunca volveremos a escuchar la banda sonora del puente sobre el rio Kwai sin pensar en cuanto te gustaba y en como movías tu cabecita a un lado y al otro, las tardes de sofá donde tu pelito nórdico era la mejor manta, tus lametones interminables mientras guardabas los pies de la cama cuando alguno caía enfermo, tu sonrisa al salir a recibir a todo el que llegaba a casa, tus ganas de jugar, las cuales no perdiste ni en los últimos momentos o tu particular formar de hablar para pedirnos ese mendrugo de pan que veías en la mesa… Aun recuerdo la primera vez que te vimos, apenas eras una bolita de pelo blanco como la nieve con unos ojitos redondos y negros, estabas asustado del viaje, pero apenas te cogimos nos cubriste la cara de besos. Nos ganaste desde el primer día con tu cariño desinteresado, nobleza y bondad, no hay persona que te conociera que no te quisiera.  Ares, nuestro guerrero, sabes que lo intentamos todo, que, si fuiste el mejor y más fiel compañero, no dudes que te elegiríamos una y mil veces más, a pesar del gran vacío que has dejado en nuestros corazones sólo deseamos que sigas corriendo allí arriba en el cielo de los perretes, juega con Freyr, Nalita y Rasti, disfrutando como solías hacer, nosotros nunca te olvidaremos. TU FAMILIA QUE TE QUIERE.