Hermión

A mi gordita…Aún recuerdo esa emoción que me envolvía los días previos a tu llegada. No sabía lo que suponía tener una mascota felina, pero estaba convencida de que nos íbamos a acostumbrar la una a la otra enseguida…Ese primer momento en el que te envolví en mis brazos, dándote calor para calmar tu cuerpecito de apenas medio kilo… esa criaturita despeluchada que acababa de llegar a mi vida para quedarse en ella, para siempre…Descubrimos en ti a un ser inocente, lleno de ternura y de amor, con la única exigencia que recibir cariño…¡Qué fácil fue enamorarse de ti! Todo el que te conocía quedaba completamente prendado, de tus colores, de tu cara de cachorrita, de tus ojos pizpiretas… pero sobre todo, de tu carácter cariñoso y miedoso a la vez.La peor noticia que pudimos recibir ese maldito día de febrero es que habías nacido malita, que por desgracia tus pequeños riñones, poco a poco, iban a dejar de funcionar… y que, sin apenas haber llegado al año de vida, no ibas a estar con nosotros demasiado tiempo…No nos rendimos, todo lo que podíamos hacer era luchar por ti, intentar absolutamente todo lo que estaba en nuestra mano para que tu corta vida, fuese lo más feliz  posible…te lo merecías. Y para ello, además de todos los tratamientos que existen, lo que nos salió del corazón fue quererte aún más…Cada día, eras mi primer y último pensamiento… ¿Cómo era posible que mi gordita nos fuese a dejar tan pronto? No podía ser, ¡nos quedaban tantas cosas por vivir juntas! Tantos juegos, tantos viajes por hacer, tantos ronroneos y caricias…Tantos abrazos y besos que se han quedado pendientes…Luchaste como una autentica campeona, querías seguir viviendo y estoy segura de que, en parte lo hiciste por nosotros… sabías todo el amor que te teníamos, la manera en la que te sentíamos parte de nuestro ser, y de nuestra familia… pero por desgracia, no pudo ser… y te fuiste… tu cuerpecito se fue apagando poco a poco… dejándonos repletos de impotencia por no poder hacer nada más por ti… por no ser capaces de conseguir que te quedaras con nosotros por muchos años, como deseábamos.Este vacío tan doloroso que nos has dejado, tan solo lo alivia pensar que has sido feliz, que te has sentido muy querida, y que ahora desde el cielo, nos miras orgullosa de que hayamos sido tus dueños, tus compañeros, y que hayamos compartido contigo tu paso fugaz por esta vida…Mi gordita, ya no hay más pastillas, más pinchazos y más paseos al veterinario… ahora sólo queda el tremendo dolor de tu ausencia, el recuerdo de una etapa contigo llena de alegría… y tu pelotita de papel… con la esperanza de que algún día nos volvamos a ver, y podamos seguir jugando juntas… Siempre estarás en mi corazón y en mi recuerdo… Te queremos muchísimo mi gorda, mi Hermión.