Mi Runrun. Tu fuiste el primer compañero de casa que tuve. Desde el día que te ví supe que seríamos muy buenos amigos. Cuando por las tardes te apoyabas en mis brazos ronroneando y mordisqueandome y yo te decía «cómeme, cómeme» y me mordías la nariz. Eras tan simpático! Y cuando, por circunstancias de la vida tuviste que marchar con mi padre, tuviste una vida muy feliz. Te queremos mucho mi Runrun, juega con tus Hermanitas en el cielo.