Puxy

La gente que no tiene animales, o que no han sabido darles el cariño que merecen, no pueden llegar a comprender lo que se siente cuando uno de nuestros amigos nos deja. Era alguien más de nuestra familia, alguien con quien convivíamos día a día, alguien que siempre nos daba cariño incondicionalmente, lo mereciéramos o no, siempre estaba ahí para sacarnos una sonrisa. Hoy hace ocho días que nos dejaste, mi chico, y aún no consigo creerlo. Cada vez que llamo al timbre sigo esperando tus ladridos, y cuando entro sigo esperando que vengas y saltes en mis piernas para que te coja. No consigo creerme que ya nunca más vengas a chuparme la cara, y a bajar la cabeza para que yo te diera besos en la frente, y no te pondrás boca arriba para que te acaricie la tripa. Que no te pondrás contento cuando llegábamos a casa y no parabas de saltarnos, hasta con sollozos porque te alegrabas de vernos. No moverás el rabo y levantarás la cabeza cuando digamos ¿Vamos a la calle Puxy? Te has llevado contigo una parte de cada uno de nosotros, te has llevado la alegría de la casa. Siento si pudimos hacer más, porque en éstos momentos sin quererlo sentimos culpabilidad, porque eras alguien que estaba a nuestro cargo, créeme que daría lo que fuese para que siguieras a nuestro lado. Aún así intento quedarme con que fuiste feliz, con que te dimos muchísimo cariño y todo lo que podíamos, sabiendo cuantos animales hay abandonados, tú tuviste la suerte de tener una familia que te quería mucho. También me quedo con que los cuatro estábamos a tu lado en el momento en que nos dejaste, no te fuiste solo. Espero que tú hayas sido tan feliz como lo hemos sido nosotros al tenerte a ti estos nueve años. Quiero creer que ahora estás en un sitio mejor, lleno de perritos con los que juegas, todo el día en la calle corriendo, como a ti te gustaba, y estoy segura de que nos volveremos a encontrar algún día. Papá, mamá, Sara, Katy, Luna, Azahara y yo te echamos mucho de menos. Te queremos. Hasta pronto, amigo.