SUKI

Sukita, tu espíritu zen inunda toda la casa, tan salvaje de aspecto pero todo corazón y amor. Vamos a extrañar tus saludos en la entrada, tus lametones y sobre todo la comprensión que nos ofrecías en nuestros días de bajón. Muchas gracias por enseñarnos que se puede vivir a otro ritmo y gracias por abrir tu gran corazón a quién ha querido compartir momentos de su vida en nuestro hogar.

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