Pippo Cañaveral
Carta a PippoNuestro amado y adorado marranito. Este momento era inexistente en las probabilidades de nuestro pensamiento, al menos hasta unos cuantos años más. Las circunstancias de tu estado de salud nos llevaron a tomar la mejor decisión para ti, una decisión inmensamente dolorosa para nosotros pero con la cual podrías descansar y tener un final libre de sufrimiento.¿Por dónde empezar, Pippo? ¿Cómo agradecer más de 10 años de amor puro e infinito? Créenos, mi amado Pippo, que como familia nos cuesta asimilar el hecho de que físicamente ya no esté un pedazo tan pero tan bonito de nosotros, ese pedacito que te alegraba un mal día con el hecho de llegar a casa, el pedacito que te hacía olvidar todo lo malo mientras lo acariciabas y besabas, el pedacito que te velaba la comida hasta que se te cayera. Nuestro perrito, hermanito e incluso hijo. El integrante de la familia que es tan educado como mamá, tan juguetón como su hermano, tan tierno como su hermanita, tan inteligente como su hermana mayor y de tan buen corazón como su pana Adrián. Fuiste, eres y serás por siempre todo un Cañaveral, con su carácter de hombre independiente, su amor infinito, su delicadeza, su cara de angelito y su actitud de príncipe.Esta familia nunca se imaginó que ese día de camino a Maracay volvería con la vida cambiada por un diminuto bichito que lo único que hizo fue llenarnos de hermosos recuerdos y un amor eterno. Nunca olvidaremos cuando te comiste los preciados chocolates de Pompei, cuando libraste por todos y le orinaste la casa a Nieto, cuando te vengabas de algunos haciendo ya sabes qué en las almohadas, cuando te bañábamos y te veías como un ratoncito, cada vez que te acostabas encima de la ropa especialmente sucia, tus outfits de navidad, invierno e incluso deportivos, cuando te la dabas de perro fitness y terminabas cargado por yaya en la cota mil, y sobre todo esa carita de felicidad cuando te asomabas por la ventana del carro. Como esas, mil anécdotas más que de solo recordar, aparecen sonrisas. Sonrisas que se deben a ti, chiquitín.Gracias Pippo, por despertar esa lucecita especial en nuestros corazones, que solo se enciende cuando conoces el amor verdadero de un amigo de cuatro patas. Te llevas un pedacito de esta familia, marranito. Nos diste a cada uno de nosotros el apoyo que necesitamos en malos momentos, también celebraste, junto a cada uno, nuestros mejores momentos, incluso emigraste y te hiciste más europeo que todos nosotros juntos. Sin duda alguna tuviste una vida hermosa, hicimos lo posible por devolverte todo ese amor que nos diste hasta el último momento. Fuiste más humano que muchísimas personas en el mundo, y nunca nos importó que x o y nos dijeran que tú nos dominabas, porque en el fondo sabíamos que queríamos que fuera así, que nos dominara tu amor, tu compañía y tus lamidas.Prometemos recordarte con una sonrisa en nuestros rostros, porque lo que nos dejaste fue felicidad. Prometemos honrarte porque es lo mínimo que podemos hacer para mantener en todo lo alto tu memoria. Prometemos amarte por siempre, campeón.Se despide, tu amada familia.